martes, 22 de julio de 2014

Los abusos sexuales y la violación de niños

Los abusos sexuales y la violación de niños: Los Bacha Bazi, un símbolo de poder y estatus en Afganistán

En un país en el que la miseria y los conflictos armados están a la orden del día, los Bacha Bazi, literalmente “niños juguete” proliferan. Son niños entre los 10 y los 18 años, cosificados y comprados por señores de la guerra y hombres de negocios para ser utilizados como objetos sexuales. Los obligan a travestirse y a maquillarse para bailar y cantar delante de un grupo de hombres en fiestas privadas.
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Así mismo, son forzados a mantener relaciones sexuales ya sea con su dueño o con el resto de los participantes, con el riesgo de ser apaleados e incluso asesinados si no cumplen con los deseos de su señor.
Abundante pobreza y precariedad infantil
La desastrosa situación en la que se encuentran los infantes en Afganistán, se debe a los numerosos conflictos activos en las diversas regiones, provocando desplazamientos forzosos, falta de acceso al agua potable, hambruna y violencia sistémica. En este caos en el que muchas familias no pueden subsistir (en 2008, el 36 % de la población estaba por debajo del umbral de la pobreza) los padres venden a sus hijos a cambio de una suma de dinero. Además, en caso de que la familia pierda al marido, será el niño mayor el encargado de sustentarla ya que pasa a ser el cabeza de familia, viéndose obligado a recurrir a dichas prácticas.
Una tradición perversa, prohibida por los talibanes pero en auge actualmente
El documental “Los niños danzantes de Afganistán” de Najibullah Quraishi, abrió los ojos a muchos occidentales acerca de esta práctica ancestral tan poco denunciada. En él, no sólo vemos lo que aquí se explica, sino también que existen dos maneras de utilizar a los niños: para actuar delante de los hombres y para después ser abusados sexualmente por ellos o aquellos que, no siendo muy duchos en el arte del baile, se les deja exclusivamente para satisfacer las necesidades sexuales físicas.
Está legalmente prohibida y fue reprimida durante el régimen talibán. No obstante, parece que, en la actualidad, la permisividad de las autoridades para con los Bacha Bazi ha provocado su rápida expansión.
Los Bacha Bazi predominan en el norte pero se extienden por todo el país como consecuencia, por una parte, del ingente número de niños pobres que deambulan por las calles intentando sobrevivir como pueden y, por otro, del aumento de hombres ricos de negocios y grupos armados ilegales. Esta mezcla lleva aparejada la desdibujación de las líneas de justicia y moralidad.
Las fuerzas de seguridad afganas, inmersas en una gran corruptela y, en un país en el que la violencia es altamente frecuente con señores de la guerra y poca autoridad estatal arraigada, prácticas como esta, apoyadas por personas muy poderosas pertenecientes incluso a esferas gubernamentales, proliferan.
Símbolo de estatus y poder
Suelen ser entregados por los padres (las madres no tienen ningún tipo de autoridad) a cambio de dinero y de una promesa de que les enseñarán un oficio y no les faltará de nada. Es un tema tabú del que no se habla abiertamente, sin embargo, es practicado y es reconocido socialmente como un símbolo de estatus entre los que lo practican, entre quienes se incluyen personas que ahora tienen cargos públicos. Si el hombre tiene suficiente dinero, puede tener a unos cuantos Bacha Bazi, ya que le otorgan poder, influencia y estatus.
Los Bacha Bazi pertenecen a una persona que, por lo general, los utiliza durante el periodo de pubertad, mientras son imberbes, una vez cumplidos los 18 años son liberados y dejados a su suerte.
Argumentos a favor de los Bacha Bazi 
1. Tradición
 La tradición y la cultura son los argumentos más utilizados por aquellos que utilizan esta práctica para legitimarla. 
2. Inaccesibilidad a las mujeres y alta accesibilidad a los niños 
Se trata de la otra cara de la política que se sigue para con las mujeres: ocultándolas, segregándolas y relegándolas en todos los niveles. Las mujeres, al contrario que los niños, no son fácilmente accesibles, a pesar de que algunas de ellas ejercen la prostitución desde sus casas.
El normal desenvolvimiento de las relaciones sociales entre hombres y mujeres se ve dificultado por ciertas medidas, en concreto, en la etapa talibán (1996-2001) con la interpretación estricta de la Sharia, que no permitía a una mujer salir sola de casa, ni trabajar fuera de su hogar.
Esclavitud sexual, abusos y asesinatos
Aunque la mayoría niega utilizarlos también para fines sexuales, después de los bailes, suelen ser violados por un grupo de hombres.
Si los dueños exigen a un Bacha Bazi bailar o tener relaciones sexuales y este se niega, corre un alto riesgo de ser apaleado e, incluso, asesinado, como pasa en ocasiones.
Consecuencias a todos los niveles para los Bacha Bazi
Además de las evidentes secuelas físicas y psicológicas que acarrea esta práctica para los Bacha Bazi, genera un círculo vicioso, ya que algunos de ellos anhelan continuar, una vez que adquieren la mayoría de edad, con esa “tradición”, comprar niños y utilizarlos de esta forma. Lo que esto provoca es una retroalimentación y perpetuación del sistema patriarcal en el que, el hombre adulto ejerce su fuerza para mantener la superioridad que ha conseguido imponer en la sociedad, creyéndose el dueño y señor de los que considera como inferiores ya que incluso los trata como a animales. Este es el caso no sólo de los Bacha Bazi, sino también de las mujeres.

domingo, 20 de julio de 2014

mundo loco

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La protesta es un happening

La protesta es un happening

Malestar. ¿Quiénes son los rebeldes hoy? es la pregunta que da pie a un ensayo sobre movimientos y formas nuevas de resistencia.


Si lo primero es la protesta, lo segundo es el pensamiento. ¿Qué está pasando estos años en la segunda década del siglo XXI?” se pregunta Luis Diego Fernández en Los nuevos rebeldes. Artífices de sus propias formas de vida (Debate). En este libro, Fernández reflexiona sobre las formas de resistencia y de políticas actuales. Aborda las distintas experiencias de quienes deciden vivir en libertad, a veces oponiéndose a las formas legitimadas por el sistema. El autor menciona diferentes movimientos que salieron a las calle tras la crisis de 2008: la primavera árabe, los Indignados de España y Grecia, Occupy Wall Street, las manifestaciones de los estudiantes en Chile, los cacerolazos en Argentina o las masivas movilizaciones en Estambul y Río de Janeiro. “Esta nueva forma de activismo, diferente de la militancia orgánica o partidaria tradicional, incorpora diferentes estilos y mecánicas que atraviesan el happening político, la estetización, el nudismo o la teatralización. Son acciones que critican las estructuras obsoletas y parecen demandar otra forma de la política”, escribe Luis Diego Fernández.
–¿Cuáles son las formas de resistencia política más eficaces en la actualidad?
–Estos movimientos en general hacen una crítica al poder centralizado, una crítica a la autoridad, a la forma de representación tradicional clásica de los partidos políticos. Hay también una crítica al concepto de jerarquía. Creo –esta es la tesis del libro– que estos movimientos emergen porque hay un malestar. Porque en un esquema clásico de política como el que hoy tenemos es evidente que no hay respuestas para lo que piden, si no tendrían cierta canalización en los partidos políticos. En definitiva, creo que el tema fundamental es este concepto de malestar casi existencial.
–¿Qué grado de independencia con el mercado se puede lograr?
–Creo que uno siempre está negociando: la independencia totalmente radicalizada es un poco naïf y utópica. Hay ciertas determinaciones sociales, pero creo que la construcción de un espacio de libertad –lo que yo llamo espacio de microrresistencia, que es un concepto de Deleuze que retoma Onfray– es posible. De hecho vi experiencias de gente que vive en comunidad, tiene emprendimientos propios, viaja sin dinero. Es verdad que no es un cambio macro, un cambio totalizador, sino que está vinculado con la forma de vida: eso sí creo que es más viable que antes.
–¿Qué prácticas son las más frecuentes entre los que participan de las ideas libertarias?
–Uno puede pensar en clave ética, en clave política, en clave erótica y en clave económica. En clave política libertaria, algunos forman partidos políticos que, si bien no son anarquistas en un sentido estricto, toman ciertas ideas. En cuanto a la vida sexual, hay gente que practica el concepto de poliamor, que rompe con la idea de la pareja monogámica. Noto también que hay una crítica de ciertas visiones que yo llamo monosexuales para incursionar en la bisexualidad. En clave más económica, se puede ver gente que practica la autogestión. Un caso interesante es el del bitcoin, una moneda totalmente virtual, que se usa y que está al margen del control estatal. Hoy cotiza mil dólares cada unidad. Esto es increíble: cada vínculo se hace entre laptop o entre pc. Yo vendo un servicio y vos me das 5 bitcoin, con eso yo pago otra cosa. Eso es muy interesante, es algo que esta surgiendo y creo que de acá a unos años va a ser muy fuerte. En lo que tiene que ver con la ética, con el modo de vida, uno puede ver ahí muchos cambios: gente que vive en comunidad, gente que vive sola, en trío, que se desmarca de la estructura clásica familiar.
–En el libro registra la distinción que hace el filósofo francés Michel Onfray entre liberalismo liberal y liberalismo libertario, ¿cuáles son según su criterio las principales diferencias de esta diferencia?
–Hay una libertad que es liberal que es la libertad de comprar, vender, la libertad del mercado, es la libertad del estatus, los cargos: es la libertad a la que estamos acostumbrados casi todos. Uno en general se mueve con ese tipo de reconocimiento de dinero, de puestos, de cargos, de ascenso social, esa es un poco la libertad que Michel Onfray llama liberal. Hay otra libertad que es la libertaria que trata de romper con ese tipo de reconocimientos. Critica la jerarquía, no está en contra del libre mercado en un sentido estricto, pero trata de salirse de un mercado estandarizado, normalizado. Lo que uno puede ver es que todavía hay una forma de vida más normalizada –esa es una palabra que usa Foucault–, una forma de vida que suele ser más aceptada y que tiene que ver con ciertos valores que son de la mayoría. Una libertad en clave libertaria plantea valores que no están muy legitimados por la mayoría, que salen del consumismo, que salen del reconocimiento del estatus social, que tiene que ver efectivamente con la construcción de la propia forma de vida.

migrantes forzosos guerra en gaza